lunes, 26 de noviembre de 2012

#Capitulo 9



Hubo un cambio muy extremo después de un día de noviembre muy anormal para mí. En cambio, Andy dejó de dirigirme la palabra por completo. Yo dejé de ir cada semana al hospital, lo reduje a solo una vez por mes. <Puedo decirte que sería a mediados o finales de Abril, será cuando nazca éste pequeño nene>, hace unos días fui con Adam y eso fue lo que me dijo.

Los días festivos de Diciembre se acercaban continuamente y era de lo único que hablan en la televisión. Pensé en que tendría que comprar adornos, recetas navideñas, un obsequio para Andy y… el enorme árbol de navidad. Ahora que lo pienso… hay uno en el cuarto de huéspedes.

Mientras colocaba el árbol, yo SOLA, sin ayuda de nadie, dieron tres golpeteos en la puerta. No podía haber sido Andy, éste había salido hace unos momentos y no entraba por la puerta. Volvieron a golpear. Fui hacia la puerta y la abrí. Era Adam.


-Hola, ¿puedo pasar? –Andy no había dicho nada sobre no hablarle a Adam. Así que no me importaba. Adam tenía en el cabello una finita capa de nieve y salía mucho aire caliente de su boca-.


-Adelante Adam –Él sacudió su cabello y entró a la casa-.


-Te lo agradezco, estaba congelándome ahí afuera –Miró fijamente mi imagen hogareña y desaliñada que tenía por las mañanas y como yo no planeaba una visita… esperen…-.


-¿Cómo supiste que yo vivía aquí? –Tomé un mechón que había salido desprevenido del sujetador y lo coloqué detrás de mi oreja. Arqueé una ceja y sonrió-.


-Archivos –Se frotó las manos energéticamente- ¿Cómo has estado?


-Bien –Me dirigí hacia el enorme árbol de navidad, lo empujé una vez más para poder ponerlo en pie y él rápidamente quitó mis manos de él-.


-No debes de estar haciendo esto _______. Haces mucha fuerza y eso le hace demasiado mal a Dennis –Asentí agradecida por el dato y sonreí- Esto debe hacerlo Andy, ¿dónde está? –Me encogí de hombros, desconociendo la respuesta a tal pregunta- ¿Debe estar con la mujer de la llamada verdad? –Creo que se había dado cuenta de mi mirada- Es lo que pensé –Dijo mientras lo miraba y puso el árbol en su lugar-.


-¿Qué haces aquí, Adam? –Desvié mi mirada de sus ojos que me examinaban sin parar y me dirigí a la enorme caja café que contenía los adornos para el árbol- ¿Pasa algo?


-No, nada en absoluto. Pero pasaba por aquí y quise hablar unos momentos –Me puse de rodillas e inspeccionaba algunas esferas de colores, entre otros adornos. Él se acercó y se hincó también- Si quieres puedo ayudarte.


Obviamente lo que había pasado antes entre nosotros. Hablo sobre el beso. Había cambiado mi forma de dirigirme a él y hablarle. Me sentía un poco incómoda y cuando nos mirábamos por unos largos segundos, creía que nunca terminarían. Pensaba que volvería a besarme como aquella vez.


-Eres muy amable pero… -Andy. ¡Recuerda a Andy, _______! Si él puede salirse con una mujer, ¿por qué no puedes tener compañía de un hombre amable y dulce como Adam? ¡Claro! No me negaré- De acuerdo, pero ya hiciste todo el trabajo rudo, ¿no crees? –Él me regaló una de esas hermosas sonrisas que tiene y asintió-.


-Eso no amerita que no te ayude a terminar lo que acabo de hacer –Se puso de pie, extendió su mano hacia mí y la tomé. Él tomo la caja llena de adornos para sí yo no tener que agacharme a tomar las cosas- Bien, veamos… colocaremos primero las luces, ¿de acuerdo? –Asentí feliz de saber que en esto no estaba sola-.


Creí que esto sobre la navidad era un tema de pan comido. Que equivocada estaba. Nos pasamos toda la tarde decorando, aparte del árbol de navidad, la casa. Lucecitas por aquí, velas aromáticas por allá, en fin, muchas cosas. Debo decir que esto le dio mucho color a la casa, se veía estupenda.

Le ofrecí un café a Adam, mientras terminábamos de decorar la casa. Ya estaba anocheciendo y Andy tal vez, como otras veces, llegaría hasta tarde.


-Por lo que veo, Andy sigue haciendo de las suyas –Tomó un sorbo de café y se cruzó de manos encima de la mesa- ¿Por qué no haces algo al respecto _______? Esto está mal. ¿Por qué no lo ves?


-No dejaré que alguien venga y me diga que hacer, Adam –Mi mirada se mantenía en la mesa, no quería que él llegara a descubrir lo que en realidad sentía- Yo sola me las arreglaré.


-Es que, las cosas no son así _______. Tal vez tú no te lo imaginas pero, allá afuera hay personas que te valoran mucho más que éste imbé/cil. No vayas a decir que no tengo razón porque muy bien sabes que sí –En efecto. Era verdad- No tienes que sopórtalo más. Es obvio que te engaña. Yo sé lo que te digo, debes creerme –Hice lo que nunca debí y lo miré fijamente, sus ojos volvían a tener ese hermoso brillo que resplandecía en todo su ser. Tal vez tenga razón…-.


-¿Así, qué personas Adam? –Él bajó su mirada y después de unos segundos me miró-.


-Yo, por ejemplo -¿Y si le daba una oportunidad? Andy y yo ya no seríamos los mismos, y eso había pasado desde hace mucho tiempo. Sí, lo haría. Miré sus labios unos momentos y él vio lo que yo intentaba. Y después de unos segundos, nuestros labios estaban unidos-. 

Por la noche, cuando estaba acomodando las sábanas para poder dormir, me sorprendió la llegada de Andy. Siempre me iba a la cama y después de unas horas, antes de amanecer, llegaba.

No le di importancia y tomé mi pijama. Me di un baño y me alisté para dormir. Él estaba dentro de la cama, vi su ropa dispersada en la mesita que estaba a un costado de la ésta y me imaginé que se había metido en la cama sin ella. Nunca lo hacía. Mientras iba de un lado a otro de la habitación, dejando algunas prendas de ropa sucia, sentía como su mirada perforaba mi espalda. Estaba mirándome desde que salí de allí. ¿Sabrá lo que hice? No me importaba.

Cerré cuidadosamente la puerta del balcón y me dirigí hacia la cama. Él seguía mirándome. Me metí entre las sábanas frías y como de costumbre, me dio un escalofrío. Estiré mi mano hacia el cordoncito que encendía la lámpara que estaba a un costado de la cama y la apagué. La obscuridad invadió la habitación y le di la espalda a Andy, como siempre.

Posó su mano debajo de mi vientre y me atrajo hacia él cuidadosa y fácilmente. Se acercó a mi cabello e inhaló ruidosa y profundamente el olor que desprendía éste. ¿Qué tramaba? Lo que sea que fuera, tal vez no llenó con lo que la mujer que acababa de ver le dio. Eso, de nuevo, ya no importaba.


-Estás loca mujer –Dijo por fin, en tono burlón- ¿Por qué me juzgas sin razón? – ¿Sin razón?-.


-¡Por Dios Andy! Tengo toda la razón del mundo –Dije tratando de no subir mucho la voz- Toda –Remarqué-.


-Yo no te he faltado nunca el respeto, en cambio tú sí –Me dio un leve pellizco debajo del vientre-.


-Yo no te he hecho nada, ¿de qué hablas?–Pregunte tratando de conciliar el sueño de una vez por todas-.


-Te has besado por segunda vez con Adam, yo nunca he hecho algo así o parecido, tu
haz sido la única en mi vida, _______, si es que la tengo.

-¿Y las veces que hablas con la chica que te llama? ¿Cuándo corres apresurado a un lugar apartado de mí para hablar? También cuando ríes horas y horas con el celular en la mano… hablando con ella –Lo dije todo en un susurro. No quería que creyera que me importaba. Pero estaba demostrando todo lo contrario. De todos modos él está escuchando todo lo que digo en mente-.


-No sabes ni siquiera por qué lo hago –Se puso rígido de un momento a otro-.


-No lo sé porque no lo dices. Estoy harta de que desde hace tiempo atrás solo tu tiempo es ella. ¿Por qué hasta ahora se te ocurrió hablar? ¿He? ¿Solo hablas cuando crees que te soy infiel?


-No, _______... –Lo interrumpí-.


-O nada más cuando se te pega la maldita gana. Ya no lo soporto Andy, esto se está acabando poco a poco y todo por tu culpa, no lo niegues, sabes que es verdad –Él no había pronunciado palabra alguna-.


-¿Lo dices por Adam, verdad? Él no sabe ni quien es _______. ¿Cómo puedes confiar en su palabra?


-Confío en él, así como un día confié en ti. Muchas cosas de lo que me dice tienen sentido Andy. Y he decidido… darle una oportunidad –De pronto, se puso de pie y arrojó algo que estalló contra la pared-.


-¡No puedes hacerme esto!


-¡Claro que puedo! –Me senté y lo miré fijo en medio de la obscuridad, en efecto, estaba desnudo- No somos nada, ¿recuerdas? ¿Novios tal vez? Eso no me dejó nada en claro.


-¡Pero te di un anillo _______! –Señaló el objeto que yo llevaba en mi mano izquierda-.


-¡¿Y eso qué?! –Le grité fuertemente. ¿Crees que con regalitos voy a ser feliz? No soy una chica material-.


-¡Estamos comprometidos! –El silencio consumió por completo la habitación. Eso debió de haberlo dicho desde un principio-.


-Pues no parece Andy, no parece –Me volví a acomodar entre las sábanas. Los párpados comenzaban a pesarme y bostecé. Andy volvió a mi lado.

-_______...


-Ni me hables ya. Mañana saldré temprano con Adam, así que necesito dormir. Buenas noches Andy –Hacerlo o no hacerlo. Opté por decir lo que sentía, estaba cansada de quedarme callada. Él hizo caso omiso a lo que le había dicho y me abrazó como pudo. Creo que mañana será un largo día-.


-_______, la casa quedó linda. Te esmeraste mucho, amor. Me encantó –Hubiera quedado más hermosa si hubieras ayudado Andy. Pensé- Lo sé, perdóname -¿Por qué? ¿Por pasar tanto tiempo con ella? No lo creo- Pronto verás porque hago esto, ya te lo dije una vez y te lo diré miles de veces si es necesario. Después de todo esto, verás que te haré la mujer más feliz del mundo. Seremos la mejor familia que la gente haya visto y tú serás mi mujer. Te amo _______ -Eso espero Andy, eso espero-. — 

Abrí mis ojos lentamente, rápido visualicé el reloj. Aún era temprano. Intenté levantarme de la cama pero los brazos de Andy me detenían fuertemente.


-Buenos Días _______. Te diré algo, ¿por qué mejor no te quedas aquí? –Me volví hacia sí y lo miré detenidamente-.


-¿Quedarme? ¿Para qué? –No tenía caso quedarme allí. Él se iría en un par de horas a más tardar y yo me quedaría sola como habitualmente lo estaba-No tiene caso.


-Claro que lo tiene, y no te dejaré sola de nuevo.


-Solo intentarás hacer que yo no vaya a mi cita con Adam, y cuando cumplas lo que tramabas… volverás a lo de siempre –La verdad no sabía si creerle o no-.


-Tienes que creerme.


-Lo siento Andy… -Susurré. Traté de levantarme de nuevo pero fue en vano. Él no dejó de soltarme- Tengo que arreglarme Andy, suéltame, por favor.


-Tú no necesitas arreglarte para verte linda _______. Eres perfecta, y no, no te dejaré ir –Lo menos que quería era discutir en ese momento, no estaba muy de humor para tonterías como ésta-.


-Deja de actuar como niño Andy, y suéltame ya –Él aflojó las manos de poco a poco y sí pude quitármelo de encima- Gracias –Solté esto último entre dientes-.

-Si me amas, quédate aquí. Si no, vete con él –Antes de ponerme en pie, me detuve en seco en el borde de la cama. No sé porque, pero sentía que algo tramaba- No es así _______. Te estoy dando a escoger la opción correcta de la incorrecta.


-¿Y si yo te lo preguntara? ¿Qué harías? –Esto era el colmo. Quería dejar de ser la culpable cuando él era el que me orillaba a hacer lo que hago-.


-Hasta el momento no me lo habías preguntado, pero estamos hablando de ti. Tú eres la que se irá de paseo con ése doctorcito de pacotilla.


-De paseo, tú mismo lo has dicho. No me iré todo el día y regresaré a casa a altas horas de la madrugada como lo haces tú con no sé quién, Andy –Él estaba por decir algo, pero se lo pensó dos veces- ¿Ahora que tienes que decir al respecto?


-Entonces, vete, si es lo que quieres –Claro que lo haré. Gracias por entender. Me puse de pié y me dirigí al armario, tomé algunas prendas y me introduje en el baño. Me di mi tiempo para arreglarme bien, ni mucho ni poco-.


Ayer, antes de que anocheciera, mientras platicaba con Adam, salió una pequeña cita. Nunca había tenido una, pero si lo de la cena de aquel día fue una cita… entonces solo había una de la que me acordaba. Era agradable tener a alguien con quien charlar y pasar el tiempo a gusto. Meses atrás, eso y más hacia con Andy. Estaban por dar las 10 y yo estaba completamente lista. Mientras echaba una última mirada al espejo, sonó el chirriante timbre de la casa. Andy… aún seguía allí en la cama, mirándome. Aunque no lo crean.


-¿Te quedarás allí todo el día? –Pregunté. Mirándolo a través del espejo-.


-Te esperan, vete ya –Esbozó una media sonrisa, como no queriendo- Te ves hermosa _______.


-Eso no responde a mi pregunta pero tienes razón, me esperan –Por segunda vez sonó el timbre y me volví hacia la puerta- Haz cambiado mucho Andy… mucho –Salí de allí sin escuchar alguna palabra salir de su boca. Llegué casi a zancadas a la puerta principal, pasé mi mano por la perilla amarillenta, tomé un poco de aire y la abrí-.


Estaba de espaldas a la puerta y se volvió hacia mí. Adam estaba por decir algo cuando sus ojos se le pusieron como platos al verme y abrió un poco la boca. Pocos segundos después sacudió levemente la cabeza y me miró fijamente- Estás divina _______.


-Gracias Adam, ¿nos vamos? No quiero seguir aquí –Él asintió rápidamente y estiró su mano hacia mí, para que yo la pudiera tomar. Lo hice y caminamos dificultosamente por el pequeño caminito del jardín delantero, que estaba cubriéndose de nieve de nuevo. Entramos en el auto, el cual, ya estaba cubierto por una fina capa de nieve-.


-¿A dónde quieres ir _______? –Adam parecía muy feliz- Podemos ir a donde quieras.


-Sabes, te daré el privilegio de llevarme al lugar que quieras Adam. ¿Qué dices?


-Perfecto.


No se dijo más. No tardó mucho tiempo en cuando me di cuenta, estábamos en un pequeño restaurant. “Buen Gusto”. Me imaginaba que era muy temprano como para comer algo. Y se suponía que iríamos a desayunar por ahí. Se bajó rápidamente del auto y lo rodeó hasta llegar a mi puerta. La abrió y tomé su mano de nuevo. Nos dirigimos al pequeño restaurant y al entrar… para mi 
sorpresa…, Ashely estaba allí. 

Sentí que una pequeña y alarmante vocecita decía en mi mente que saliera de allí, pero no le di mucha importancia. Cuando volví mi mirada del lindo lugar a la mirada siniestra de Ashley, algo muy fuerte me golpeó la cabeza y pronto aparecieron miles de manchas negras en mi vista.

Había quedado inconsciente.


-¿Tienes el obsequio?


-Solo conseguí esto y…


-¡CON UN DEMONIO! ¡¿CUÁNTAS VECES TE HE DICHO QUE HAGAS LAS MALDITAS COSAS BIEN?! ¡ERES UN BUENO PARA NADA ESTEBAN! ¡ESTÚ/PIDO!


-Basta Ashley, deja de gritar o llamarás la atención de los vecinos… ¿ya está despierta?


-No, aún no. Pero se llevará una linda sorpresa… ¿no crees?


-La golpeaste demasiado fuerte.


-No fui yo quien lo hizo. Fue Adam.


-Pero tú lo incitaste… pobre Adam, en éstos momentos se está lamentando, no sabes cómo está…


-Ya basta de cursilerías Carlos, me importa un comino lo que haga Adam. Despierta a ésta imbé/cil pronto, dale algo de comer y dile que papá Noel trajo un regalo para ella.


Había un mar de voces alrededor y una gran parte de mi vientre ardía y dolía mucho. Mi cabeza dolía también y pareciera como si las sienes quisiesen martillar por completo hasta perforar mi cráneo. Mis párpados pesaban y no querían abrirse en lo absoluto. Unas manos tocaban mi rostro constantemente y lo acariciaban también. Escuchaba un débil sollozo y lo primero que pensé en hacer, fue tratar de saber lo que estaba pasando.

Decidí no alarmarme mucho y estar tranquila.

Me sentía muy extraña, pero no sabía porque.


-¿No es una mujer hermosa? –Decía, a lo que a mi concierne, era la voz de Ashley- Será mejor que abras ya tus ojitos princesita, o si no, no verás tu lindo regalito –Su tono de voz me helaba la piel y hacía que se erizara-.


Parpadeé un par de veces y me concentré en la voz que hostigaba cada vez más. Pronto, me di cuenta que estaba encima de una camilla, y que en ella estaban atadas mis manos y pies- ¿Qué hago aquí? –Fue lo primero que se me ocurrió preguntar-.


-Hoy es un día especial, _______. Sé que eso no resuelve tu pregunta, hermosa, pero tienes que saber que quise ser el primero en regalarte algo éste día. Algo muy personal –No alcanzaba a visualizar casi nada. Unas enormes luces me iluminaban por completo y decidí cerrar mis ojos de nuevo. Escuché sus pasos volver hacia donde me encontraba yo. Entre cerré los ojos y de pronto no podía creer lo que estaba viendo-.

En un enorme tarrón transparente, estaba un pequeño ser. Envuelto en un líquido semitransparente. Lo curioso fue que en su espalda, tenía unas pequeñas alitas, de las cuales resplandecía su color blanquecino. No pensé en más y miré mi vientre… no había rastro de haber tenido a un bebé en él. Volví a mirar el tarrón y éste tenía una pequeña cinta la cual tenía algo escrito: “¡Feliz Navidad, mami!”.


-¿No es hermoso? –Preguntó Ashley mirando el tarrón detenidamente-.


-¿Cómo pudiste? –Las palabras salieron muy a penas. Las lágrimas no se hicieron esperar y yo estaba completamente destrozada-.


-Muy fácil, mi querido doctorcito ayudo en gran parte. Por cierto –Dijo volviendo su cabeza hacia atrás- Hiciste un buen trabajo Adam. Dennis salió completito –Éste rió tontamente y después me miró. Ya no soportaría algo más-.


-¡Eres un descarado!


-¡Un descarado, maldito, estú/pido, malnacido!… ¡Lo que quieras! Ahora estoy satisfecho… mejor dicho, aún falta algo… -Se acercó a mi oído y lo lamió asquerosamente- ¿Recuerdas que te dije que te daría el placer de hacerte mía?


-¡Aléjate, maldito bastardo!


-Lo lamento amor. Ahora es mi turno de disfrutar.




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