lunes, 26 de noviembre de 2012
#Capitulo 8
-… y luego le dije, hago postres, no doy respiración boca a boca a pájaros –Al principio, Paul parecía tímido y serio. Pero el final, resultó ser una gran persona. La verdad a Adam y a mí no nos importó su presencia, tuvimos de todo un poco en aquella deliciosa cena, la cual, la mayoría fue hecha por Paul y una que otra parte por Adam. Contaba grandiosas anécdotas sobre varios de sus viajes, como a Roma, París, Canadá, Etiopía, Israel, y la más graciosa de todas fue en su viaje a África. Tantos lugares en solo dos meses, era increíble- La verdad es que fue algo sorprendente, lástima que no estuviste allí Adam –Paul dejó caer su mano en el hombro de Adam y sonrió-.
-Pues sí, lástima. Pero sabes que no puedo andar de allá para acá, así como tú. Tengo trabajo y eso es algo que me gusta hacer –Rápidamente volvió su mirada a mí y sonrió-.
-¡Oh, por poco y se me olvidaba! –Paul salió corriendo de allí hacia la puerta por la que había salido, dejándonos solos a Adam y a mí. Él tomó el asiento de Paul, el cual estaba al lado derecho de la mesa y me miró unos instantes-.
-Son tan impresionantes las aventuras que ha tenido Paul éstos últimos meses, en realidad me encantaría poder viajar al igual que él y conocer más culturas y las raíces de las personas y… -Tratando de llenar el vacío que se había producido en aquel hermoso ambiente, todo había sido en vano. Adam se acercó tanto a mí que rozó mis labios delicadamente y mencionó unas cuantas palabras que no logré entender. Me plantó un beso dulce y tierno que yo no correspondí. Aún estaba en shock, tratando de asimilar lo que estaba pasando. Cerré mis ojos fuertemente y sentí rápidamente de nuevo sus labios en mí, creo que se había retirado para ver mi expresión. Esta vez, le respondí. Era tan diferente, tan… distinto, nada comparado con el calor y la esencia de… Andy
Abrí de golpe mis ojos y lo vi ahí, vi al hombre equivocado. Estaba besando a alguien que no era Andy, mi Andy. Me separé bruscamente de aquellos labios que me hacían recordar vagamente los de mi ángel. No, no le pagaría con la misma moneda a él, no lo haría. Sus ojos brillaban tenuemente bajo la luz de la luna y de unas cuantas velas alrededor-.
-Adam, yo…
-Si esperaba unos momentos más, esto se abría quemado –Paul venía hacia nosotros, aún sin darse cuenta ni sentir la tensión en ese lugar, en ese momento. Dejó una charolita con unos cuantos postres en ella y suspiró- ¿En qué estábamos? –Miró a Adam en el sitio en el que estaba él y bufó- Ya entiendo. En fin, un gusto conocerte _______, espero que te haya gustado la cena. Con su permiso- Se volvió a ir por aquella puerta de la que vino y no sabía que hacer-.
-Lo lamento, me dejé llevar por el momento –Adam bajó su mirada y suspiró- Perdóname, enserio, fui un tonto _______ -Tomó mis manos delicadamente y las miró-.
-Fui yo la tonta. Nunca debí aceptar esto Adam. Esto es un error. Tengo que irme, lo siento –Me puse de pie cuidadosamente y solté sus manos de las mías. Tomé el abrigo de mi asiento y me lo coloqué. Él aún seguía inmóvil y no dijo palabra alguna, me dirigí hacia la gran puerta por la que habíamos entrado y volteé. Seguía en la misma posición-.
Mi historia:
((Adam))
-Esto no está funcionando. Cada vez vamos de mal en peor, Joseph –Nunca se había pasado por mi mente que algún día, Demetria diría semejantes cosas- Será mejor que nos separemos.
-¿Pero, de qué hablas? –Hace solo seis meses que prometí y juré dar mi vida por ella. Amarla hasta la que la muerte nos separase y… se esfumó todo- ¿Cuál es el problema, Demetria? –Ella frunció el ceño y posó sus manos en su cintura-.
-¡Sabes que no me gusta que me llamen así! ¡Maldición! Ya no lo soporto Joseph. Me largo de aquí, de ésta casa, de la ciudad, de TÚ vida –Esas palabras me habían helado el alma. ¿Qué estaba pasando?-.
-¿Qué cosas dices mujer? ¿No estás conforme con todo lo que te doy? ¿No llenas con todos los malditos lujos que me pides? –Ella solo negó con la cabeza y apretó sus labios fuertemente-.
-No entiendes Joseph. Me voy con otro hombre… -Me quedé atónito-.
-Vaya, ahora entiendo. Así que ya no te satisfago sexualmente. ¿Eso es por lo que te vas? ¿El otro la tiene más grande que yo o es solo que eres una… -Me interrumpió dándome una gran bofetada en el rostro-.
-¡Tú nunca tienes tiempo para mí! Siempre estás en el maldito hospital atendiendo a otras estú/pidas y para mí no tienes ni un minuto… y en las noches estás tan cansado que no puedes ni siquiera mirar lo mucho que me arreglé para ti Joseph. Nunca viste mi esfuerzo por hacer que esto no se derrumbara. Ahora te quedas solo, ya tengo a alguien que puede complacerme de mil maneras en las que tu ni te imaginas. Sabes, ésto es un error –Fueron las últimas palabras que escuché salir de su boca y se marchó sin más que decir-.
Miraba el techo color blanco de la pequeña habitación del hospital. Desde aquella vez, no he dejado de pensar en lo que pasó. Aún no lo puedo creer, pensar que era todo para mí y en un abrir y cerrar de ojos la perdí para siempre. Maldita bruja.
-¿Disculpe? ¿Usted es el Doctor... –Sacó una hojita de su bolsillo trasero, muy arrugada y la abrió rápidamente- J. Adam? –Era una chica de estatura mediana, cabello castaño y ondulado; su piel tenía un color amarillo, casi blanco y tenía unos ojos divinos-.
-Sí, soy yo. Pasa _______ —
¿Ya nos habíamos visto antes? –Preguntó confundida al escuchar su nombre-.
-No, pero tiene una cita en éste momento conmigo –Sonreí el verla asentir sonriente, cerró la puerta y caminó hacia la silla que estaba enfrente del escritorio-.
Esa fue la primera vez que conocí a _______. Desde ese mismísimo momento dejé de recordar mi crudo pasado con Demetria. Ahora me sentía completamente distinto.
22 de Noviembre de 2011.
Sabía y sentía que hoy sería un gran día, aparte de que _______ tenía cita en mi consultorio. Decidido, tengo planeado darle su regalo sorpresa, aunque ya hayan pasado dos meses. No me había atrevido decirle nada, parecería un maniático si pensaba en decirle lo de su cumpleaños y más aún que soy un desconocido para ella. Quería demostrarle de una vez por todas que ese tal Andy, no es para ella. Aunque estuviera embarazada, no importaba. Tanto había anhelado tener bebés, formar una hermosa familia y amar eternamente a mi esposa. El pasado fue pasado. Sé que esta es mi oportunidad. Lo sé.
Mi gran sorpresa fue ver a un chico del lado de _______. En realidad no lo había visto nunca, me imagino que sería Andy. Yo le sonreí y él me miró serio. ¡Qué carácter! Entramos en la habitación y solo preguntaba por qué tenía que ser yo el doctor suplente de ella y por qué, por qué, por qué. No lo sé pero me cayó mal.
Entre tanto disparate, _______ se desesperó y continuó con la cita de hoy. La llevé hacia la camilla y antes de que ella se recostara, sonó el celular de Andy y, como lo había dicho _______ varias veces, no esperó ni dos segundos y corrió hacia la sala. Dejándonos, por fin, solos.
La verdad, no hice esperar mucho mis palabras y sin más, antes de que ella me hiciera unas cuantas preguntas, intervine.
-Yo tengo una pregunta para ti… ¿Qué soy para ti? –Ella se quedó callada un lapso corto y después continuó-.
-Bueno, últimamente te has convertido en una persona que me escucha, cosa que Andy no lo hace. Como un amigo –Dijo, mientras yo esperaba una respuesta muy diferente. Negué con la cabeza-.
-¿Nada especial? –La miré detenidamente y me quité los lentes-.
Solo un amigo, alguien especial. Claro. Decidí cambiar el tema y abrió los ojos como platos cuando le mencioné el nombre de Dennis. Creyó que no lo había recordarlo. ¿Cómo no recordarlo si lo mencionó un centenar de veces, después de que le dije que sería un niño?
Lo mejor del día fue el enorme favor que me hizo Andy. Se había esfumado como por arte de magia. Bueno, no por arte de magia, pero fue una suerte ya que se fue con una mujer y creo que con eso son puntos a mi favor. Le pregunté a _______ si quería que yo la llevase a su hogar, pero se negó. Claro, no me daría por vencido y volví a insistir. Ella accedió y así nos encaminamos a mi auto.
Ella miraba de un lado a otro, como buscando a algo. Le abrí la puerta de mi coche y entró cuidadosamente. Cuando estuve dentro, tomé mi reproductor de música y reproduje algunas canciones relajantes, encendí la calefacción y le pregunté que cuál era su helado favorito y ella puso cara de “¡¿Qué?!” y después preguntó que, qué era eso.
Me reí un poco y después recordé que estábamos en invierno, vaya pregunta Adam. Ahora le pregunté que si quería un café, pensó unos momentos y aceptó. Sonreí al escuchar un: “Claro, me agradaría”, pero después me preguntó que si yo tenía familia. Eso derrumbó la enorme barrera que estaba construyendo para alejar esos malos recuerdos. Le expliqué breve y tranquilamente lo sucedido y ella asintió.
No aguantaba más las ganas. Paul estaba narrando casi cada parte de su vida y yo desesperado por hacer lo que tanto estaba esperando. Por suerte, había puesto algunos pastelillos en el horno antes de salir, y rápidamente los fue a tomar. Era ahora o nunca.
Me acerqué a ella para besar esos hermosos labios que había estado deseando ya hace tiempo atrás. <Solo déjate llevar>, susurré. Junté mis labios con los suyos delicadamente, pero ella no respondió. Retrocedí unos cuantos milímetros y ella estaba pálida. Cerró los ojos fuertemente; yo lo hice también y nos besamos dulcemente. Era tan dulce y delicioso. Es todo lo que había estado esperando. Sus labios parecían derrochar miel y azúcar, tal vez era solo el momento, o mi pensamiento comenzaba a delirar. Se separó bruscamente y me miró muy detenidamente.
-Adam, yo… -Dios, ¿qué había hecho?-.
-Si esperaba unos momentos más, esto se abría quemado –Escuché la voz de Paul que venía hacia nosotros. Trajo una charola con unos cuantos postres en ella y dio un largo suspiro- ¿En qué estábamos? –Se dio cuenta que yo estaba ocupando su lugar y bufó- Ya entiendo. En fin, un gusto conocerte _______, espero que te haya gustado la cena. Con su permiso- Se volvió a ir y de nuevo, todo quedó en silencio-.
-Lo lamento, me dejé llevar por el momento –Bajé mi mirada y suspiré. Que estú/pido- Perdóname, enserio, fui un tonto _______ -Tomé cuidadosa y delicadamente sus manos, esperando un milagro. Que no se fuera-.
-Fui yo la tonta. Nunca debí aceptar esto Adam. Esto es un error. Tengo que irme, lo siento –Se puso de pié y soltó sus manos de las mías. Se puso su abrigo y me miró unos segundos. Estaba en shock. <Esto es un error>, me quedé helado. Había dicho lo mismo que dijo Demetria cuando se fue. Eso fue lo que más me dolió.
-Eres un tonto Adam –Paul venía hacia mí, comiendo un pastelillo- ¿Cuándo tenías pensado decirme que ésta chica estaba embarazada? ¿Sabes lo que mamá te echará en cara? Deja tú a mamá, lo que dirá papá –Él rió y tomó el asiento en donde estaba sentada _______- De seguro a ella la echaron de su casa y el papi del niño la dejó. Se está aprovechando Adam…
-Más vale que cierres la maldita boca de una buena vez. ¿O querrás que lo haga yo? –Me paré bruscamente de la silla y me dirigí hacia el local-. —
-Lo siento, no era para que te enojaras así hermano. Solo quería saber si abría un nuevo integrante en la familia. Es todo –Devoró el último pedazo de pastel que traía en la mano y me siguió hasta la puerta. Era muy noche para que _______ se hubiera ido así como así- ¿Adam? –Preguntó Paul al ver que no respondía-.
-Saldré a buscarla, dile al tío Peter que vuelvo en un par de horas –El frunció el ceño y asintió- Bien, te veré en el restaurant. Dejé al personal sin previo aviso, deben de extrañarme –Lo fulminé con la mirada, rió y se dirigió a la parte trasera del local. Tomé las llaves del auto y salí a su búsqueda-.
Mi historia:
(( _______ ))
Salí de la pequeña florería casi corriendo, con la esperanza de que a Adam no se le ocurriera salir a buscarme. Caminé por varias calles. La verdad no me importó por donde ir, con tal de desaparecer del camino de Adam, con eso estaba bien.
Dentro del invernadero estaba haciendo tremendo calor, pero, saliendo a la calle, estaba todo helado. Desconozco a que temperatura estábamos, pero mis pies perdían sensibilidad y calor.
Después de perderme yo misma por unas cuantas calles, a lo lejos veía un enorme farol. Su luz alumbraba muy poco a su alrededor y era tan amarilla que se parecía al sol. Yo recordaba ese faro.
De un segundo a otro, cerré los ojos dolorosamente y cuando los abrí, me vi a mí misma junto con un chico, tomados de la mano. Me decía algunas cosas y yo lo miraba detenidamente, de pronto, salté de alegría y nos besamos.
-¿_______? –Unos pasos venían hacia mí y escuché una voz decir mi nombre- ¿_______? ¿Eres tú? –Me volví lentamente hacia sí y ahí estaba un chico alto, de cabello negro, tez morena y bonita sonrisa-.
-¿Disculpa? –Él se acercó a mí y miró mi vientre-.
-Creí haberte escuchado decir que no te casarías ni tendrías hijos hasta terminar de estudiar leyes. ¿Qué pasó contigo?
-¿Leyes? Disculpa, ¿quién eres? –Él sonrió-.
-Rodrigo, tu ex compañero de leyes. ¿Qué te pasó? –Se acercó hasta quedar enfrente de mí y posó su mano sobre el abrigo- ¿Es de verdad? –De pronto Dennis pateó, como respondiéndole. Yo gemí levemente y respiré hondo- Lo lamento, ¿te lastimé?
-No, no, para nada. Fue solo una patadita –Él asintió-.
-Genial, oye, ¿qué haces aquí? Hace mucho frío y no es lugar para una mujer como tú, y sobre todo por tu estado.
-No, lo que pasa es que recordé aquella farola que está allá y… -Callé de inmediato. No le tenía que estar contando esto a personas desconocidas, bueno, no tan desconocidas pero de todos modos-.
-¿Recordando viejos momentos? –Arqueó una ceja y sonrió- Sé que no es momento, ni lugar y que también ya te molesté con esto, pero… ¿Por qué terminamos? Era una bonita relación y aun no comprendo lo que nos pasó -¿Qué? ¿Yo había andado con él?-.
-¿De qué hablas? –Pregunté confusa-.
-¿Sigues viviendo en donde mismo? Podría encaminarte hasta tu casa y así platicar. Claro, si quieres –Vaya, un desconocido llamado Rodrigo me había salvado la noche-.
-Claro, vamos –Dije sonriente-.
Caminamos por muy poco tiempo y en realidad no sé de lo que me hablaba, yo solo hacía lo que muchas personas. Asentir y decir unas palabras. Como lo dije, solo caminamos un tramo muy corto, para mi sorpresa, mi casa estaba a solo dos calles del farol. Me contó que nuestra relación tuvo un lapso de 3 años y que nos casaríamos, pero que yo después de unos días terminé con todo.
Una vez que estuvimos enfrente de la casa, las luces de la sala se encendieron repentinamente y al parecer Rodrigo no se dio cuenta de eso. Se acercó a mí y se despidió con un abrazo y un cálido beso en mi mejilla derecha. Antes de marcharse, dijo que quería que lo invitara al nacimiento de Dennis y que esperaba volver a verme.
Me detuve en el umbral de la puerta y respiré hondo, me volví hacia Rodrigo y él se había ido. Pero, cuando me volví para abrir la puerta, ésta ya estaba abierta, y Andy me miraba con el ceño fruncido y de brazos cruzados. El corazón pegó un salto de muerte. Feliz y decepcionado a la vez. Feliz porque estaba él allí. Decepcionado porque me dejó sola en el hospital.
-No te dejé allí –Dijo seriamente. Me miraba desaprobadoramente y se hizo a un lado para que pudiera pasar- ¿Por qué te fuiste de ese lugar _______? –Cerró los ojos y de pronto sus puños se cerraron fuertemente haciendo que sus nudillos se pusieran extremadamente blanquecinos. Y de pronto, explotó- ¡Y con ése tipo! –Cerró la puerta de golpe y yo estaba inmóvil. ¿Ahora era yo la que tenía la culpa de todo?- Y por lo que veo, viniste a casa con el estú/pido de “Rodrigo”.
-¿Lo conoces?
-¡Claro! ¿O acaso ya olvidaste que soy tu ángel? Yo fui quien te alejó de él. Quiso abusar de ti una noche, mientras tomabas varias copas y te caías de tanto tomar. Sé que no lo recuerdas, pero no quiero que le vuelvas a hablar… es… es un estú/pido –Se sentó bruscamente en el sofá y apretó fuertemente los labios- ¿Por qué te besaste con Adam?
–Me miró fijo y yo me quedé más callada que antes-.
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